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Las historias de la Lima del novecientos, con le Palais Concert donde reinaba Abraham Valdelomar, nos remiten al núcleo intelectual de una ciudad llena de inquietudes y ya dueña de un saludable movimiento artistico. En ese contexto, la revista Colónida era la m+axima expresión de artistas y pensadores de vanguardia donde destacaban personalidades de la talla de Mariátegui, Eguren o González Prada. Uno de los más jóvenes colaboradores de la publicación era un dibujante muy apreciado por su talento para la caricatura: Reynaldo Luza.
Después de una estancia en Europa, interrumpida por la Primera Guerra Mundial, Reynaldo Luza regres´+o a su lugar de origen para destacar como prometedor artista. Su permanencia en Lima no fue muy prolongada ya que, atendiendo a su necesidad de descubrir otras posibilidades, partió hacia Nueva York donde en poco tiempo conquistó espacios tan exclusivos como los reservados para las revistas Vogue y Vanity Fair. Desde tan destacados trampolines llegó a la célebre Harpers Bazaar. Tres revistas considerados los templos de la moda mundial que, sin lugar a dudas, contaban entre sus colaboradores con lo más slelecto del mundo.
Gracias a sus talentos, Luza pudo codearse con lo más célebre de la moda y el diseño. Diseñadores tan famosos como Coco Chanel o Jean Patou, solo por nombrar un par, así como artistas como el emblemático Man Ray constituyeron su entorno social e intelectual. Fueron años de abundancia y excesos, pero también de oportunidades bien aprovechadas.
Su sensibilidad artística le permitió transitar con gran éxito el campo de la curaduría, del diseño interior, el coleccionismo, la fotografía, el cine y la creación plástica. Después de un preriplo de varias décadas, regreso a Lima para continuar su obra artística, en la que destacan los estupendos retratos casi monocromáticos que alcanzan un discurso estético memorable. Es también entonces cuando decide plasmar en el lienzo la apacible hermosura del paisaje costeño logrando obras de singular belleza. Cuando uno se refiere a Reynaldo Luza es inevitable remontarse a los personajes renacentistas capaces de abarcarlo todo con impecables resultados.