DANIEL VERDÚ PALAY
En el ojo de Daniel Verdú descansa o brinca, según el día, una atracción fatal hacia el vacío. Quizás por eso, en sus fotografías, los objetos, los reflejos, los gestos, la quietud y el movimiento tratan de llenar una tristeza, una angustia de alma que repele los restos de una soledad quizás demasiado turbia. (Prólogo de Jesús Ruiz Mantilla)