GARCÍA DEL MONTE, JOSE MARÍA
La faceta más llamativa de la obra de Mendes da Rocha es la del dominio de la técnica estructural, no como alarde, sino como razón formativa de su arquitectura. Sus edificios se pueden leer como un artefacto que resuelve con eficacia y acierto los problemas planteados. De una manera natural, la técnica dispone lo que el pensamiento propone.
En 1928 nació Paulo Mendes da Rocha. En 1928 Eugene Freyssinet inventó un nuevo material, el hormigòn pretensado. No hay cábalas mágicas tras esa coincidencia, sino la realidad constatable de que las técnicas inventadas por la ingeniería llegan a la arquitectura de un modo consciente varias décadas después, a veces toda una vida después. Y ese segundo descubrimiento prende deseos inalcanzables, que se vuelven posibles.
Este libro propone una mirada a la arquitectura de Mendes da Rocha desde esa perspectiva. En última instancia, lo nuclear es el modo en que se afronta al mundo: sus croquis suelen exponer una solución completa con una extraordinaria economía de medios. Vemos allí una sombra, un árbol, una persona que miram un accidente del terreno, un encuentro entre el cielo y la tierra. Y tan sòlo se necesitan unas pocas operaciones para acotar y resolver el problema. Si una casa es la oportunidad de habitar bajo una sombra, el modo de producir esa sombra es resultado del enfrentamiento dialéctico entre arquitectura y gravedad, entre razón y técnica . Por eso, estudiar la técnica es, en este caso, estudiar el pensamiento.