BENJAMIN, WALTER
En la atracción que ejerce esta ciudad, opera una belleza más propia de los grandes paisajes o, más precisamente, de los paisajes volcánicos. París es, en el orden social, lo que el Vesubio es en el orden geográfico: una mole amenazante y peligrosa, un foco siempre activo de revolución. Pero así como las laderas del Vesubio son ahora, gracias a las capas de lava que las cubren, un paradisíaco vergel, el arte, la vida mundana y la moda florecen como un ningún otro lugar sobre la lava de las revoluciones.