COLLINS, WILKIE / MARTÍNEZ, FIDEL IL.
Monkton el loco, una obra del escritor inglés Wilkie Collins con ilustraciones del dibujante sevilllano
Fidel Martínez, abre -junto con El mundo perdido, de Arthur Conan Doyle, revisitado por Sagar
Forniés- la colección Clásicos Ilustrados de Astiberri, donde una novela completa o una recopilación
de relatos de un autor de referencia de la literatura es interpretada gráficamente a lo largo del libro
con una serie de ilustraciones principalmente a toda página por un dibujante de cómics.
Encabezada por Monkton el loco, los cuentos reunidos en esta antología de Wilkie Collins, autor
coetáneo y amigo personal de Charles Dickens -no en vano, fue al autor de Oliver Twist a quien le
debe haberse dado a conocer popularmente-, tienen en común un tono socarrón, que en ocasiones
tiende incluso a lo paródico, y un marcado acento cotidiano.
En sus páginas se puede apreciar el instinto de Collins para el suspense y su habilidad para alargar,
retorcer, hilvanar y reinventar sus enrevesadas tramas, que le hicieron merecedor de elogio y
admiración por parte de autores tan dispares como T. S. Eliot o Jorge Luis Borges, quien le tenía por
el «maestro de la intriga».
Unos relatos a los que Fidel Martínez se ha acercado con respeto y pasión a partes iguales para
regalarnos unas ilustraciones con evocadores trazos negros y grises sobre blanco que, aunque remiten
a maestros del dibujo como Alberto Breccia o José Muñoz, demuestran una manifiesta personalidad
propia.
Con esta propuesta, Astiberri pretende dar un paso para estrechar vínculos entre clásicos literarios y
autores de cómic, aportando una visión iconográfica inédita hasta la fecha, en la que el ilustrador es
también un narrador de oficio que busca ser respetuoso con la tradición y a la vez contemporáneo.
La colección de Clásicos Ilustrados de Astiberri tendrá continuidad los próximos meses con títulos
como Solomon Kane, de Robert E. Howard, con ilustraciones de David Rubín, o El Golem, de Gustav
Meyrink, que contará con el trabajo gráfico de Santiago Valenzuela.