RANDALL WEEKS,ISHMAEL
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El paso del arte moderno al contemporáneo puede entenderse como un progresivo avance hacia la comprensión de la creación artística como la elaboración de un discurso. Si antes se consideraba la obra individual como unidad de sentido y era habitual que alguien se preguntara, al salir de una exposición, cuál de todas las obras expuestas prefería, con el tiempo esa visión empezó a cederle terreno a una concepción según la unidad de sentido no era ya la obra individual, sino la exposición entera. Qué quería decir el artista era algo que se plasmaba en el conjunto de obras expuestas. Y la forma de demostrarlo era la elaboración de un discurso que reuniera la experiencia múltiple de la exposición en un recorrido -en un discurrir- con una dirección preestablecida. De ahí el auge de la labor curatorial.
Siguiendo esa misma línea, es posible arguir que la unidad de sentido mayor es la obra completa de un artista. Con esto no estamos pretendiendo inventar nada. Ya desde hace mucho sabemos que una exposición retrospectiva no es solo un gran esfuerzo por reunir la producción, repartida en múltiples colecciones y archivos, de un artista a lo largo del tiempo, sino también el terreno propicio para elaborar un discurso interpretativo abarcador. Solo a la luz de un esfuerzo sostenido en el tiempo, solo en relación con el contexto mayor de preocupaciones u obsesiones que subtienen el impulso creativo de un autor, es posible comprender a fondo una obra.
Una exposición como Ishmael Randall-Weeks 20 años. Metalizamos nuestras memorias le da consistencia a estas reflexiones. Lo que el artista y el curador Miguel A. López han dispuesto en la galería es mucho más que una reunión de obras producidas a lo largo de dos décadas. Es una puesta en escena de las ideas e intuiciones que están en el germen de esas obras. Es por ello que, recorriendo la exposición, uno comienza a atisbar algunas de las claves para entender ese empeño de dos décadas que es el trabajo de Randall Weeks.
Entre ellas encontramos una consciencia de cómo la escultura, como práctica de creación de objetos, dialoga y se sitúa con respecto a otras prácticas similares y en cierto sentido, opuestas en la sociedad, como la artesanía o la construcción de viviendas; el modo en que los distintos capitales culturales - los occidentales frente a los andinos, " los modernizadores" frente a los "tradicionales" - entran en juego en la interpretación y en la creación misma de las obras; y también , el modo en que un arte del espacio y de la materialidad, como la escultura, no puede dejar de reflexionar acerca de los recursos naturales, la propiedad del espacio y la calidad de vida.
Esta publicación busca aportar, desde las distintas perspectivas que brindan Phong Bui, Susie Quillinan, Sharon Lerner, Rodrigo Quijano y Andrés Hare, además del curador Miguel A. López, a la comprensión y valoración de la obra de Ishmael Randall-Weeks.
Y también, por supuesto, a documentar la exposición presentada en nuestro Espacio Germán Kruger Espantoso. A Todos ellos, y al propio artista, el más sincero agradecimiento de parte del ICPNA.