AA.VV
La revista cuyo plan hoy presentamos tiene la esperanza de inspirar confianza en su contenido dando cuenta al tiempo de su forma. Una forma que surge de la reflexión sobre la esencia propia de una revista, y aunque no hace superfluo su programa, lo evita como estímulo de una engañosa productividad. Los programas sólo valen para la actuación de individuos o de grupos que conscientemente persiguen una meta; por el contrario, una revista, que en cuanto manifestación vital de un talante espiritual determinado resulta mucho más impredecible, así como inconsciente (pero también mucho más prometedora), que un acto volitivo, se entendería mal a sí misma resumida en unas u otras frases. En la medida en que a una revista se le pueda exigir la reflexión (propiamente, sin duda, se le puede exigir en una medida limitada), se referirá mucho menos a sus pensamientos y convicciones que a lo que son sus bases y sus leyes; del mismo modo que de una persona no se puede esperar continuamente la consciencia de todas sus tendencias más íntimas, pero sí la consciencia de su destinación.