SPROVIERI, EDUARDO JUAN ARQ.
El crecimiento, ensanche y transformación de las ciudades ahn sido verdaderos y permanentes problemas desde los inicios de la civilización, y si bien no se conocía el Urbanismo como arte o ciencia que ayudara a resolverlos, fueron numerosos los arquitectos, filósofos y estudiosos que se dedicaron a encontrar una solución a esas graves dificultades.
Ya Platón analizó la superpoblación de las ciudades y Aristóteles propuso el crecimiento controlado de las mismas. Roma heredó de las ciudades helenísticas el trazado hipodámico y lo universalizó, fundando 350 ciudades satélites sólo en la península itálica. Ante las invasiones bárbaras las ciudades medievales se achicaron tras fuertes murallas, que siglos después debieron ser demolidas ante el ahogo que esos rígidos cinturones provocaban. América se salvó de las murallas, pero las cientos de ciudades fundadas en ella repitieron invariablemente el trazado milesio dictado por Felipe II.
El siglo XX observó alarmado el crecimiento inhumano de las ciudades industriales, y así nacio la idea de nuevas ciudades satélites, las ciudades jardín, hasta que llegado el siglo XX la palabra Urbanismo, y con ella una nueva disciplina, se extendió por el mundo gracias a congresos, conferencias y publicaciones. Pero los actuales arquitectos, urbanistas y técnicos no encuentran la manera de contener ese crecimiento desenfrenado que ya inquietaba a los intelectuales de 2.500 años atrás. Y así las ciudades se están transformando en macroorganismos antihumanos, imposibles de controlar y sostener económicamente.