AA.VV
Hijo de un ingeniero de caminos, canales y puertos, la trayectoria de Paulo Mendes da Rocha (Vitória, 1928), está vinculada tanto a la rigurosa exactitud de la ingeniería como a la poética de la construcción.
Formado como ayudante de Vilanova Artigas en la Universidade de São Paulo, su obra profesional se inicia con la construcción del gimnasio del Club Atlético Paulistano (1958) que ilustra las firmes convicciones del arquitecto en una obra que fluye desde la compacidad de las formas del club de Jockey en Goiâna (1963) a la expresión plástica del hormigón de la casa del arquitecto (1964) y desde la integración topográfica del pabellón de Brasil en la Expo 70 de Osaka (1970) a la audacia estructural del Museo Brasileño de Escultura (1986).
Apoyada en la técnica y en la búsqueda de la racionalización, la coherencia de su trayectoria combina abstracción moderna, rigor geométrico y disciplina formal y tiene, en la claridad proyectual y constructiva de los rotundos hormigones y en la integración del edificio en el territorio, las constantes esenciales del arquitecto paulista.