ZEVI, BRUNO
Suele afirmarse que el lenguaje moderno ha provocado una cesura en la evolución de la arquitectura al anular con un punto y aparte la tradición del código expresivo.
Muy pocos son los que saben "hablar" arquitectura y "leer" en ella en términos actuales. Hasta ahora se había codificado un único lenguaje: el del clasicismo : La arquitectura moderna, y con ella el inmenso patrimonio anticlásico del pasado, se considera paradójicamente una excepción a la regla académica y no otro lenguaje dotado de plena y autònoma validez. Entre impulsos creadores y recuperaciones històricas se ha entretejido un diàlogo que, en el curso de un siglo, ha generado las invariantes del lenguaje moderno.
En una serie de "conversaciones" dirigidas sobre todo a los usuarios de la arquitectura y de la urbanística, Bruno Zevi identifica y comenta las siete invariantes que, al rechazar los prejuicios clasicistas que nos tienen fascinados, ofrecen la clave para entender los mensajes contemporàneos. Código abierto, dinàmico, liberador, que desemboca en la visión de un hàbitat en el que se funden socialidad y arte, intervención creadora y Kitsch: de todo lo cual surge un panorama herético y maravilloso.
La indagación en el mundo helènico constituye la base de la poética de Le Corbusier. El estudio del gótico se reflejaba en los fastos estructurales de la ingeniería ochocentista y en el linealismo Art Nouveau. A la tridimensionalidad de la perspectiva renacentista corresponde la cuadridimensionalidad espacio-temporal del racionalismo. Sin la investigación en torno al barroco serían inconcebibles los volúmenes serpentinados de Aalto. No existe ninguna relación de imitación entre la espiral de Borromini de Sant`Ivo alla SApienza y la helicoidal de Wright en el Guggenheim Museum y, sin embargo, sus mensajes son afines. Por otro lado, la arquitectura de las comunidades hippies coincide con el descubrimiento crìtico de la prehistoria.
